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formaron, de 1967 a 1980, John Lennon y Yoko Ono. Su relación levantó muchas ampollas desde el principio porque ambos estaban casados cuando se conocieron y enamoraron, y además Yoko tuvo que soportar las críticas por ser considerada la culpable de la ruptura de los Beatles, un hecho, que con el paso del tiempo se demostró que era completamente falso.
A pesar de los detractores, la pareja permaneció unida durante 13 años hasta que la noche del 8 de diciembre de 1980 un loco admirador del músico, Mark David Chapman, acabó con la vida de Lennon y dio al traste con la historia de amor que más ríos de tinta habían hecho correr en las últimas décadas del siglo XX.
Dos talentos musicales
Yoko Ono nació el 18 de febrero de 1933 en Tokio, en el seno de una acomodada familia propietaria de bancos japoneses, siendo además su padre descendiente del emperador de Japón. Empezó a estudiar en una escuela para niños con talento especial para la música y fue también la primera mujer aceptada en la facultad de Filosofía de la universidad de Gakushuin, una de las más exclusivas de Japón, en la que estudió junto al actual emperador Akihito. Tras la II Guerra Mundial, la familia se trasladó a Nueva York y allí empezó a asistir al Sarah Lawrence College, donde estudió composición y poesía contemporánea.
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En 1956 contrajo matrimonio con su primer marido, el músico de vanguardia Toshi Ichiyanagi, de quien se divorció en 1962 tras varios años viviendo separados. Tras superar una mala racha, Yoko conoció al productor de cine Anthony Cox, que se convertiría en su segundo marido. Aunque la relación fue tormentosa desde el principio, la pareja tuvo una, hija Kyoko Chan.
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En ese momento John ya estaba casado con su novia de la adolescencia, Cynthia Powell, a la que había conocido a en 1957 cuando ambos eran estudiantes del Colegio de Arte de Liverpool. La joven se quedó embarazada y aunque los familiares de Lennon le aconsejaron que no se sintiera obligado a casarse con ella, la pareja contrajo matrimonio el 23 de agosto de 1962. Seis meses después, el 8 de abril de 1963 nació Julian Lennon.
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La atracción que ambos sintieron desde ese primer instante fue tan intensa que no dudaron en romper sus respectivos matrimonios para comenzar su polémica historia de amor. En ese momento se inició una leyenda que uniría sus nombres en una historia icónica que se prolongó más allá de la muerte de Lennon. Aunque Yoko jamás se arrepintió de ello, sí llegó a declarar en alguna ocasión, "de cierta manera ambos arruinamos nuestras carreras por estar juntos”.
Una luna de miel ‘pacifista’
Eso sí, nada fue fácil para ellos. Cuando John comenzó su relación con Yoko Ono, todavía estaba casado con Cynthia que, despechada por la infidelidad de su marido, luchó como una leona en el proceso de divorcio consiguiendo además de una pensión, la custodia de Julian y la propiedad de la casa en la que vivían.
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A pesar de todos los problemas que acechaban a la pareja John y Yoko estaban profundamente enamorados y se veían incapaces de vivir el uno sin el otro, por lo que finalmente, el 25 de marzo de 1969, viajaron en un avión privado hasta Gibraltar, lugar que el músico llamaba ‘la roca del fin del mundo’, para contraer matrimonio. A partir de ese momento dieron comienzo las excentricidades de la pareja. Tras pasar unos días en París, viajaron hasta Ámsterdam para comenzar su peculiar luna de miel.
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Para ello colgaron en el cuarto 402 del Hotel Hilton de Ámsterdam letreros en los que podía leer Bed Peace y Hair Peace, se vistieron con sendos pijamas blancos e invitaron a la prensa durante el encierro voluntario que duró siete días. "La gente debería de dejar de pelear y mejor quedarse en cama", comentó Yoko. "Estamos mandando un mensaje al mundo, especialmente a la juventud que quiere protestar sin violencia".
Tras el gran éxito de esta iniciativa, gracias a la que coparon las primeras páginas de todos los medios de comunicación, la pareja quiso repetir en otras ciudades y, aunque su primer pensamiento fue Nueva York, el que John tuviera cargos policiales hizo que les denegaran el visado y tuvieron que cambiar de idea y volar hasta Montreal, donde compusieron el tema Give Peace a Chance.
Independientemente de la relación de amor apasionada que siempre existió entre ellos, la suya fue también una historia de dos seres llenos de creatividad que comenzaron una intensa colaboración artística casi desde el momento en que se conocieron.
Música para luchar por la causa
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Fue el comienzo de una sólida colaboración musical, que se extendió también al activismo social y político, ya que la pareja aprovechó siempre su popularidad para dar voz a las causas en las que creían, luchando siempre por la paz, la liberación de la mujer, el medio ambiente y el amor entre los seres humanos.
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John y Yoko formaron la Plastic Ono Band y con ella publicaron una docena de discos en la que el talento de Lennon como compositor y letrista siguió manifestándose en temas como Power to the people o Some time in New York City. Además su relación inspiró uno de los temas más famosos del grupo de Liverpool ya que dos meses después de su boda, The Beatles estrenó The Ballad of John and Yoko, compuesta principalmente por Lennon, con tan sólo la ayuda de Paul McCartney ya que George Harrison estaba de vacaciones y Ringo Starr se encontraba filmando una película.
Tras la separación de The Beatles en 1970, John y Yoko se mudaron a Nueva York y se centraron en su creatividad musical. Tan sólo un año después se publicaría su mayor éxito, Imagine, un LP que contenía la canción del mismo nombre y cuyo texto llegaría a ser todo un manifiesto pacifista en aquella década conflictiva marcada por la guerra de Vietnam.
Sin embargo, después del éxito llegaron momentos difíciles y numerosos problemas amenazaban con destruirles como pareja. Los seguidores de The Beatles acusaban a Yoko de haber separado al grupo, John se tuvo que enfrentar a la deportación a Gran Bretaña por acusaciones relacionadas con drogas y Yoko sufría por la desaparición de su hija Kyoko secuestrada por su ex marido y a la que no volvió a ver hasta que tuvo 31 años. La pareja no pudo con todo y decidieron separarse en 1973.
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Ambos comenzaron a vivir vidas diferentes, Yoko en Nueva York y Lennon en Los Ángeles con su asistente personal May Pang pero, 18 meses después, tras lo que John denominó como un ‘fin de semana largo’, la pareja se dio cuenta de que no podían pasar más tiempo separados y se reconciliaron.
Asesinado a las puertas de su casa
Fruto de esa reconciliación nació su hijo Sean el 9 de octubre de 1975, el día del 35 cumpleaños de John. En ese momento se inició una nueva etapa en la vida de la pareja, que decidió recluirse en el apartamento del edificio ‘Dakota’, situado en un lateral de Central Park para alejarse de todos y de todo, incluida la música a la que tanto amaban.
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Sobre ese tiempo apartado de todo el propio Lennon confesaría: “En estos cinco años de silencio he aprendido a librarme de mi intelecto, de la imagen de mí mismo que yo tengo. Las canciones que hago surgen de forma natural, espontánea, sin pensar conscientemente en ellas. En cierta forma, es como volver al comienzo. Tengo la sensación de que estoy ante mi primer disco."
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Al día siguiente, Ono emitió una declaración, diciendo: “No hay funeral para John. John amaba y rezaba por la raza humana. Por favor, recen por lo mismo”. Su cuerpo fue incinerado en el Cementerio Ferncliff en Hartsdale, Nueva York y Yoko esparció sus cenizas en el Central Park de Nueva York, a escasos metros del apartamento donde vivían y donde más tarde se creó el monumento conmemorativo Strawberry Fields, cita ineludible para todos los fans del cantante.
El espíritu de Lennon sigue vivo en ella
Tras la muerte de John, Yoko vivió totalmente recluida por un largo período en su apartamento neoyorquino hasta que retomó su carrera como artista conceptual y, desde ese momento, sus cotizadas obras recorren las mejores galerías del mundo.
Su historia de amor, plagada de excentricidades y excesos, fue la representación de una época muy convulsa marcada por el nacimiento de la cultura ‘hippy’ y las manifestaciones contra la guerra. Influyeron el uno en el otro de tal manera que solos no se sentían capaces de enfrentarse al mundo. De hecho, en palabras del propio Lennon: "Yoko es mi diosa del amor, ella llena mi vida".
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"Ni John ni yo quisimos nunca que Sean se dedicara a la música ni que adoptara un estilo que recordara al de Los Beatles o al trabajo de su padre. Yo quería que fuera arqueólogo o que se dedicara a cualquier otra cosa porque temía que sucumbiera a la presión que conlleva ser el hijo de John Lennon. Aun así, puedo decir que Sean es un músico con mucho talento", confesó Yoko hace unos años.
John Lennon pasará a la eternidad como uno de los grandes genios de la música contemporánea y su historia de amor será siempre recordada mientras los acordes de la música que inmortalizaron juntos resuenen en algún lugar del planeta.
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