Fuente: milenio.com por Xavier Quirarte
Imagina que no hay Lennon, aunque es difícil tratar, especialmente al
acercarse el 8 de diciembre, aniversario de su asesinato. Los medios de
comunicación se vuelcan en una
sarta de lugares comunes, erigiéndolo
como el máximo representante de la lucha por la paz y repitiendo, hasta
la náusea, “Imagine” —canción que, por cierto, no era una de sus
favoritas.
El sábado pasado, al comentar el libro The John Lennon Letters (Little, Brown and Company, 2012), selección de cartas a cargo de Hunter Davies, James Rosen cita en su reseña para Washington Post
una grabación donde Lennon canta: “¡Dentro de 100 años van a vender mis
calcetines, como Judy Garland! ¡Y espero que obtengan un buen precio!”.
El músico resultó profeta: ropas, instrumentos, cartas, dibujos y hasta
listas de supermercado se han subastado a precios estratosféricos. El
18 de este mes en Nueva York se subastará una carta que le escribió a
Eric Clapton, y apenas hace unos días su viuda anunció el lanzamiento de
una línea de ropa inspirada en los diseños que ella realizó para su
marido. No duden que algún día habrá prendas de lencería llamadas
Imagine.
Ante el previsible alud de tonterías que se dirán sobre Lennon es mejor buscar el antídoto, titulado Por su propio cuento /Un españolito en obras (Global Rhythm, 2012). Es la edición en español de dos libros escritos en 1964 y 1965, In His Own Write y A Spaniard in the Works. Si
sienten que no entienden nada, no se preocupen, pues, como escribió
Paul McCartney en el prólogo, “seguramente habrá tarugos que se
preguntarán por qué algunas cosas (…) no tienen sentido y otros que les
buscarán sentidos ocultos (…) Nada tiene por qué tener sentido y si
resulta gracioso ya es suficiente”.
Traducir dos joyas del lado más sarcástico de Lennon fue una tarea
que Andy Ehrenhaus encaró con entereza, pues el músico inventaba
palabras y sustituía términos y nombres sin rubor. Así, Blanca Nieves se
vuelve “Quitanieves” o Sherlock Holmes se convierte en “Shamrock
Womlbs”, mientras que Jack el Destripador es “Jack el Destetador”,
cuando en inglés es Jack the Nipple (el pezón). “Cambio las palabras
porque casi nunca tengo la menor idea de lo que significan”, explicaba.
Lennon trasciende la imagen de santo que le quieren endilgar con una
prosa guarra, grotesca, irreverente, absurda, cínica y muy inventiva,
como en la historia de “Quitanieves”: “Había una vez hace mucho viento
(digamos unos trescientos arios atrás) un estúpido bosque donde vivían
unos cuantos enanos o cretinos, todos ellos llamados Moscoso, Muñón,
Mulito, Zafio, Sonrisitas, Alice?, Derqui y Wimpi”.
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