Fuente: noticias.net.mx por Eloir Falcón
Corría el año de 1969 cuando -la considerada por muchos mejor banda del mundo- se enfrentaría a su mayor reto como agrupación. Los cuatro genios de Liverpool -quienes después de
casi 10 años de trabajo continuo, habían revolucionado la sensibilidad musical de una generación-, debían hacer a un lado su ego para poder terminar su último disco de estudio, y así escapar de ese caleidoscópico laberinto llamado The Beatles.
La muerte, en 1967, de Brian Epstein, mánager y descubridor de la banda, a causa de una accidental pero letal mezcla de drogas y medicamentos dejaría a The Beatles sin el administrador que los había consolidado y dado orden. A partir de ese momento, la banda comenzaría a caminar sobre hielo quebradizo.
Para 1968, Paul McCartney, bajista y compositor, ejercería el papel de líder de la banda, sugiriendo que grabaran el único disco doble del grupo, conocido como Álbum Blanco, mismo que estuvo lleno de momentos gélidos y discusiones que obligaron a la banda a trabajar por separado en 3 estudios distintos y orillando a Ringo Starr a tomar 2 semanas de vacaciones en medio de las grabaciones.
La situación empeoró cuando John Lennon bifurcó su camino al comenzar a desbordar un amor vehemencial por Yoko Ono, una artista conceptual japonesa cuya presencia y opinión se convertiría en un catalizador de molestia al interior de la banda. Así, mientras Lennon había encontrado a su luz complementaria, los Beatles habían hallado a su sombra.
Encarrilado el tren, McCartney sugirió al grupo volver al punto de partida y grabar canciones fáciles que les permitieran volver a los escenarios. El resultado de ese experimento sería el disco y la película Let it be, cuyo final fue coronado con el legendario último concierto de la banda sobre el tejado del estudio de grabación en Londres, el 30 de enero de 1969.
No obstante, el disco sería eclipsado por las discusiones entre George Harrison y John Lennon que terminarían a los puños.
El grupo estaba en caída libre y el desmoronamiento era tan inevitable, que George Martin -productor de la banda- resumiría la grabación de ese proyecto como "el disco triste de The Beatles". Para su sorpresa, McCartney le pediría tiempo después que produjera un álbum más para el cuarteto.
Abbey Road fue el último respiro de la banda. Las extraordinarias composiciones que producían, componían y ensayaban juntos, les dieron la fuerza para cerrar con broche de oro su vida como grupo. Cada uno de ellos presentía que se acercaba el final, por lo que el resultado fue un disco con un sonido muy pulido donde todos los integrantes compusieron al menos un tema.
El título del disco es el nombre de la calle donde se encuentran los estudios de grabación de EMI, y donde The Beatles pasaron horas, días y años trabajando juntos, tras decidir nunca más volver a salir de gira.
La portada del disco se convirtió en una de las imágenes más famosas de la historia del rock: Los cuatro integrantes cruzando la calle sobre las líneas peatonales en sincronía: un acto puro de improvisación que ha dado lugar a su mitificación.
El cerrojo del disco sería una idea que propuso Paul McCartney: la de hacer un medley (un conjunto de canciones tejidas de manera consecutiva y sin descanso) que incluye 8 canciones y dura 16 minutos. El tema con que éste cierra se titula The End (El final) la cual cantaron juntos y en armonía, a manera de despedida, y que dice: "Y al final, el amor que te llevas, es igual al amor que das". El epitafio que refleja perfectamente la premisa por la cual la banda gestó su obra.
El 26 de septiembre de 1969, vio la luz el último hijo de The Beatles. Un trabajo de parto que le costó la vida a la banda. Los cuatro genios de Liverpool que conquistaron al mundo, terminarían su guerra interna regalándole al mundo su último gran disco.
Todo estaba dicho y hecho. Nunca más se juntarían como grupo. Después de todo, hay historias que deben quedar a la mitad para estar completas. Los Beatles son leyenda. Un sueño que terminó cuando podía durar más.
Pero un sueño que ni ellos pudieron soportar.
Una foto legendaria
La idea de cruzar la calle fue de John Kosh director creativo de Apple Records. La fotografía fue tomada el 8 de agosto de 1969 a las 11:30 a.m. por el fotógrafo Ian McMillan. Cruzaron la calle 4 veces, se tomaron 7 fotos con la indicación de que ninguno volteara hacia la cámara. Se seleccionó la foto número 5 de la sesión para la portada del Abbey Road.
El mito
Existe la leyenda de que Paul McCartney murió en un accidente automovilístico en 1966. A partir de ese momento en las portadas de sus discos dejaron "pistas" del suceso, Abbey Road no fue la excepción.
1 Lennon va vestido de blanco porque es el predicador.
2 Ringo va de negro pues es el amigo que va de luto.
3 Paul va descalzo y con los ojos cerrados porque él es el muerto.
4 George va de mezclilla ya que es quien lo va a enterrar.
5 Paul camina con el pie derecho adelante, mientras que los demás integrantes llevan el pie izquierdo.
6 Paul lleva el cigarro en la mano derecha, mientras que es sabido que él era zurdo. Dando a entender que es un impostor.
7 La placa del vehículo Beetle, es 281F, pero se ha interpretado como "28 if" (28 si...). Si Paul estuviera vivo, tendría 28 años en el momento en que tomaron la foto.
8 El vehículo que aparece a lo lejos y en perspectiva, da la impresión que arrolló a Paul.
No hay comentarios:
Publicar un comentario