El Candlestick Park de San Francisco, estadio
que pasó a la historia por ser el escenario del último concierto de los
Beatles en 1966, vivió anoche otra jornada memorable, con el show
musical en solitario de Paul McCartney, el último evento que
acogerá antes de su demolición.
acogerá antes de su demolición.
La actuación de McCartney, quien interpretó tanto piezas de su
repertorio como solista, así como temas de los Beatles, llenó por
última vez el Candlestick con casi 50 mil asistentes, el doble de los
presentes en el concierto de 1966.
Rose Kurtz, una vecina de Reno, Nevada, que se desplazó a la ciudad para asistir al concierto y que por la mañana del jueves se acercó a dar una vuelta junto a su marido por los alrededores del estadio, expresó que: “No podía perdérmelo, sencillamente no podía. Estuve cuando los Beatles tocaron en el 66 y ese evento me marcó para toda la vida, así que ahora tenía que volver”.
El propio McCartney quiso hacer del concierto una ocasión especial, y animó la fiesta con más de 900 efectos pirotécnicos, una cifra superior a la que habitualmente usa en sus actuaciones.
Después del concierto del jueves, que se volvió a celebrar bajo el frío de agosto y una intensa niebla, el estadio será demolido para darle al terreno un uso residencial y comercial.
Hace casi medio siglo, John Lennon, George Harrison, Ringo Starr y el propio McCartney ofrecieron a 25 mil asistentes su última presentación con clásicos como: “Yesterday”, “Long Tall Sally”, “Paperback Writer” y “She’s a Woman”. En aquella ocasión, las entradas para los aficionados costaron entre 4,5 y 6,5 dólares.
El show de este jueves, titilado Farewell to Candlestick (Despedida al Candlestick) se celebró en el marco de la gira Out There de McCartney, que ya recorrió varios países como: Uruguay, Chile, Perú, Ecuador y Costa Rica entre otras ciudades de Estados Unidos.
Rose Kurtz, una vecina de Reno, Nevada, que se desplazó a la ciudad para asistir al concierto y que por la mañana del jueves se acercó a dar una vuelta junto a su marido por los alrededores del estadio, expresó que: “No podía perdérmelo, sencillamente no podía. Estuve cuando los Beatles tocaron en el 66 y ese evento me marcó para toda la vida, así que ahora tenía que volver”.
El propio McCartney quiso hacer del concierto una ocasión especial, y animó la fiesta con más de 900 efectos pirotécnicos, una cifra superior a la que habitualmente usa en sus actuaciones.
Después del concierto del jueves, que se volvió a celebrar bajo el frío de agosto y una intensa niebla, el estadio será demolido para darle al terreno un uso residencial y comercial.
Hace casi medio siglo, John Lennon, George Harrison, Ringo Starr y el propio McCartney ofrecieron a 25 mil asistentes su última presentación con clásicos como: “Yesterday”, “Long Tall Sally”, “Paperback Writer” y “She’s a Woman”. En aquella ocasión, las entradas para los aficionados costaron entre 4,5 y 6,5 dólares.
El show de este jueves, titilado Farewell to Candlestick (Despedida al Candlestick) se celebró en el marco de la gira Out There de McCartney, que ya recorrió varios países como: Uruguay, Chile, Perú, Ecuador y Costa Rica entre otras ciudades de Estados Unidos.
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