Fuente: e-consulta.com Rolando Lino Mina
Siempre fueron sujetos complementarios. Ellos mismos lo
admitieron una y otra vez. La música es sólo un reflejo de esa compleja
unidad humana que
alguna vez conformaron; y que hoy es parte de la
historia y cultura del siglo XX.
A todos nos gusta verlos haciendo dupla. Pero tan importante fue para
su trascendencia que hayan formado equipo, como que hayan sido
contrincantes. De cuántos sueños podríamos hacer responsables a
McCartney y a Lennon. Quizá algún día lleguen a sumar miles de millones.
¿Pero con cuál de estos dos Beatles te quedas, si sólo pudieras
quedarte con uno? La respuesta no es fácil. Verás.
John dijo siempre que había elegido a Paul como su socio. “Los demás
llegaron después”, recalcaba. La sociedad se conformó desde entonces, en
diversos niveles.
Lograron sus primeras hazañas importantes tras el
retorno a su natal Liverpool (Inglaterra), pero aprendieron el modo de
vida como artistas, en su paso por Hamburgo (Alemania). En esos días,
eran todavía menores de edad.
Sus primeras composiciones fueron básicamente un mero collage de
influencias. Pero con el tiempo maduraron hasta crear estupendo
material. Llegó después el momento en cada uno componía por su cuenta,
pero se mantenían totalmente abiertos a las aportaciones que el otro
pudiera hacer.
Fue de esa época que comenzaron a brotar las obras mayores. Help –el
álbum- es una buena muestra de que la madurez los había favorecido. Cada
uno se enriquecía con las creaciones del otro. Y cuando sumaban
talentos –“We Can Work It Out”, por ejemplo- eran capaces de lograr
imágenes increíbles.
Para la época del álbum Rubber Soul, ese estilo de trabajo ya está
completamente perfeccionado. Revolver, sin embargo, los sitúa por encima
de todo cálculo. Los temas de uno y otro son de una coloración
increíble. McCartney contribuye con bastante más que sus estupendas
líneas de bajo en las composiciones de Lennon. Y John añade algo más que
sus intensas segundas voces a las creaciones de Paul.
Y todo había marchado sobre ruedas durante cinco años, en buena
medida gracias a la mediación de Brian Epstein. Además de dirigir
financieramente a los Beatles, el Sr. Epstein generaba las condiciones
para que los dos talentos fluyeran en la misma dirección.
Pero Brian murió repentinamente de una sobredosis; justo en la misma
época en que Lennon decidió dedicarle cada vez más tiempo a Yoko Ono,
que a su trabajo en el estudio de grabación. Dos cuestiones que serían
cruciales para llegar a la ruptura. ¿Y quién lo dijera? Una década
después de haber escrito su primer éxito; ambos llegaron a usar sus
magníficos talentos para injuriarse a través de canciones.
Lennon –al lado de Yoko- optó por hacer mucha vida pública y
mediática. Sus campañas por la paz lo convirtieron en un ícono de su
era. Musicalmente, siguió escribiendo temas estupendos. Sin embargo, no
todos sus álbumes muestran el mismo nivel de involucramiento de John. Lo
asesinaron –como es sabido- en diciembre de 1980.
McCartney está registrado en el libro Guinness de los récords, como el
músico comercialmente más exitoso de todos los tiempos. Por si fuera
poco, muchos de sus álbumes (“Band on the Run” o “London Town”) son
logros de altísimo nivel. Actualmente, se mantiene completamente activo.
Hace casi medio siglo, cuando la dupla alcanzó sus primeros éxitos,
se decía que Lennon era el de las letras y Paul se encargaba de la
música. Una forma simplista de explicar su complejo proceso creativo. En
los hechos, trabajaron de diversas maneras. Para la época del álbum
Sgt. Pepper's, cada uno escribía por su cuenta, pero casi siempre el
otro aportaba detalles finales, que resultaban siempre cruciales para
construir obras maestras. Pero aún había canciones que eran producto de
la contribución de los dos, como “A Day in the Life”.
Tras la muerte de Epstein, comenzaron a distanciarse. En parte porque
Paul tuvo que asumir el control del grupo, precisamente en la época en
que John se convirtió en Beatle de medio tiempo por su afán por seguir a
Yoko en diversos proyectos. El “White Álbum”, contiene las últimas
composiciones que surgieron del contacto directo. Ya la grabación del
propio “White Álbum” es accidentada.
La genialidad de “Let it Be” no logra ocultar que los Beatles están
llegando al final. Abbey Road es una despedida que surge de la buena
voluntad de ambos. Será la última vez que escucharemos contribuciones
entre Lennon y McCartney. Por eso, es un trabajo que quedará para la
historia.
Paul realizó estupendos álbumes en los setenta. Lennon sólo se
mantuvo activo la mitad de esa década, pero le alcanzó para publicar
temas que confirmaron su genialidad. “Double Fantasy”, el último
lanzamiento de John antes de morir, es apenas un regreso que no alcanza
para saber cómo le hubiera ido en los ochenta. En esa década, Paul
alcanzó varias veces el primer puesto en las listas de éxitos y terminó
convirtiéndose en un ícono viviente.
Musicalmente, Paul ha compuesto gemas como “Yesterday”; “Hey Jude”; o
“Live and Let Die” entre una lista interminable de temas de gran nivel.
Lennon dejó marcada su huella en la vida humana gracias a composiciones
como “In My Life”; “Strawberry Fields Forever”; y por supuesto
“Imagine”.
Sin embargo, para escuchar al Lennon de mayor nivel durante su etapa
como solista, hay que echar mano del magnífico “John Lennon/Plastic Ono
Band” (de 1970). Una potente obra maestra.
Y para admirar al mejor McCartney –quizá- de todos los tiempos, sólo hay
que escuchar el álbum “London Town” (de 1978) y ahí se le podrá
encontrar.
Personalidades distintas. Opuestas, de hecho. Complementarias, como ya
se dijo. Casi todos tenemos un favorito. El mío cambia por épocas. ¿Cuál
de los dos, dirías que es el tuyo?
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