Fuente: vanguardia.com.mx Laura Luz Morales
En 1970, cuando se desintegró oficialmente The Beatles, ¿habría temido
Paul McCartney por su continuidad en la cima? ¿Habría pensado que no
volvería a llenar estadios, provocar lágrimas o inspirar gritos
emocionados de
millones de seguidores? ¿O se habría imaginado logrando
todo lo anterior?
Pasan algunos minutos de las nueve cuando el escenario se ilumina de
azul. Horas antes, miles de mexicanos —que ya gritan el nombre del ex
Beatle— llegaban al estadio Omnilife de Zapopan con la emoción
a flor de piel, sin poder disimular que su ídolo los reunió… o sus
ídolos, pues la mayoría presume una playera de The Beatles. Todas las
imágenes conocidas estampadas en el pecho de cualquier generación: hay
niños con sus papás, adolescentes en familia, jóvenes con los amigos y
adultos de la camada de McCartney (ya ronda los 70), aquellos que
vivieron sus inicios en Liverpool.
McCartney nos hace
esperar. No importa, los mexicanos sabemos pasar el tiempo, así que gran
parte del estadio —que aun no luce a su máxima capacidad, pero que
pronto será ocupado por más de 40 mil personas— ensaya una ola para
recibir al ex Beatle.
El comienzo del éxtasis
McCartney
llega y abre con todo. Con los primeros acordes de “Magical Mystery
Tour” los miles que asisten al primer concierto de McCartney en México
este año parecen volverse locos de la emoción. Más cuando al terminar el
tema, Paul se dirige a su audiencia en español: “Hola, ¡qué tal
Guadalajara! O ¡qué onda Guanatos! Esta noche voy a hablar un poquito en
español, aunque sueno mejor en inglés”, saluda.
El cantante
británico está por ofrecer una gran noche a sus seguidores mexicanos,
con una presentación que casi llega a las tres horas. Siguen temas como
“All My Loving”, “Jet” y “Drive My Car”, y en cada dos o tres canciones,
McCartney se toma el tiempo para platicar con su público, la mayoría lo
dice en español.
“Estamos muy contentos de estar aquí por
primera vez. Hoy es 5 de mayo… voy a tomarme un momento para mí”, dice y
mira fijamente a su público, que le responde con una gran ovación.
Viste
de negro, pero a los primeros temas se quita el saco y queda en camisa
blanca, con tirantes. “Gracias por la grandiosa bienvenida”, añade.
¿Pensará
todavía en John mientras canta, o en George Harrison? Ringo hace lo
suyo pero… ¿pensaría McCartney que sería él quien mantendría viva, más
viva que nunca, la melodía de the Beatles?
Los fanáticos del
cuarteto de Liverpool suelen escuchar su música, ver sus fotografías y
videos y pensar que están vivos, juntos e igual de jóvenes. Pero Paul ha
hecho su carrera, su propia música. Y su vitalidad no le envidia nada
al adolescente de 16 años. Se mueve, salta y baila en el escenario a sus
69 años.
Ofrece otros temas como “Peperback Writer” con
la guitarra que, asegura, utilizó originalmente para grabar en los años
60. Luego se sienta al piano y canta una canción que escribió para “mi hermosa
mujer Nancy”, de su nuevo disco, “My Valentine”. Aunque recibe
aplausos, nada parecido que cuando recuerda a su ex esposa Linda.
“Muchas gracias muchachos
y muchachas, señoras y señores, niños y niñas”, dice en un extraño
español. La gente le responde con un aplauso y por primera vez en México
—anuncia— canta “Hope of Deliverance”.
Aunque el tour
“On the Run” es muy similar al pasado, el ex Beatle está lleno de
sorpresas. La mayor llega con el tema “Obladi Oblada”, que canta
acompañado del Mariachi Revolución, y que se lleva intensas ovaciones
por parte de los jaliscienses.
Otros temas vienen a coronar la perfecta noche, como “And I Love Her” y “Blackbird”. Después, un tema para su “hermano John”, “Here Today”, que escribió tiempo después del asesinato de John Lennon.
También interpreta “Something” para recordar a su “gran amigo George”.
El
clímax del espectáculo llega con “Live and Let Die”, tema con el que
explota literalmente las emociones. El cielo se ilumina con pirotecnia y
el escenario con fuego, mientras que el público no para de gritar.
Con
“Hey Jude” inició la despedida. Como acostumbra, Paul pone a cantar a
su público y se vuelve coqueto: “ahora las mamacitas”, piropea a las
mexicanas también en español.
Se va por unos minutos, pero lo que
sorprende a todos es que regresa ondeando una bandera de México. Con un
fuerte aplauso entona “Lady Madonna”, “Day Tripper” y “Get Back”…y
vuelve a decir adiós.
Su público sabe que el adiós es evidente
pero, ¿se podría ir McCartney sin interpretar su gran éxito, el tema más
versionado de la música? Imposible. Solo en el escenario, los acordes
de su guitarra anuncian el gran final, “Yesterday”, que los mexicanos
entonan conmovidos, algunos con lágrimas en los ojos.
Sin
embargo, la noche no puede terminar melancólica y con la frase: “ahora
sí es momento de irnos”, McCartney se despide rockeando con “Golden
Slumbers”, “Carry that Weight” y “The End”.
¿Habría pensado Paul,
a los 28 años —cuando The Beatles terminaba— que décadas después el
público mexicano se rendiría a sus pies en cada concierto? Porque en
Guadalajara justo así fue.
Un fabuloso concierto ofreció el ex
Beatle en Guadalajara; cantó con mariachi y lanzó piropos a las
asistentes diciéndoles ‘mamacitas’
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