Fuente: lavoz.com.ar
Paul McCartney pasó dos veces por suelo argentino: cómo fueron esos recitales hoy considerados leyenda.
Fueron jornadas decididamente históricas, no sólo dedicadas a los beatlemaníacos sino a todo devoto de ese universo universal que es el “pop” y que los Beatles fundaron; legado que Paul McCartney se encargó de revisar en las dos ocasiones que pasó por Argentina, en 1993 y en 2010, siempre en el estadio de River Plate. Ahora que se cuece una probable (e inaudita) escala del músico inglés en Córdoba, no está de más repasar esos shows de antología, separados entre sí por casi dos largas décadas.
El debut de McCartney en nuestro país fue el jueves 9 de diciembre de 1993, concierto al que siguieron otros dos, el sábado 11 y el domingo 12, tan monumentales como el primero y haciéndole así honor al estadio que lo recibió junto a sus 45 mil espectadores. La gira se llamó "The new world tour" y fue simultánea al disco Off the ground; el ex Fabulosos Cuatro abría con Drive my car y terminaba con Let it be, fiel al espíritu Beatle.
Pero también repasó temas solistas y de la era Wings, surcando una montaña rusa de géneros que hacen a la ductilidad de su virtuosismo compositivo: desde boogie–blues rockanrolleros (Good rockin’ tonight) hasta baladas sensibles (We can work it out). Y los homenajes: a Lennon, Hendrix, Janis Joplin, rostros que iluminaban la gran pantalla.
Los recitales de 2010, aún recientes en la memoria de los afortunados presentes, se celebraron en el marco del "Up and coming tour", cuya premisa resultó titánica y a la vez sin pretensiones megalómanas: darle vida a un corpus de canciones inmensas y perfectas pero con la frescura vibrante que permite el rock & roll primitivo, deudor del swinging London pre–Beatle; como si McCartney estuviera allí sólo para divertir a la gente y sin el peso de la historia a cuestas, como si sólo fuera un mortal más del planeta.
Tal es así que ya desde el arranque con el díptico Venus and Mars-Rock show de Wings, el bajista babyface más famoso se escudó detrás del cuarteto que lo acompañaba. Gesto tímido y humilde de una leyenda en estado vivo que con sólo entonar Blackbird o Yesterday ya causaba el anonadado estupor colectivo. El músico sexagenario recurrió también, en esos inolvidables miércoles 10 y jueves 11 de noviembre, a las efemérides: Lennon, Hendrix, Harrison y Linda pasaron por el espejo retrovisor de un show sentido pero no nostálgico, con el pie puesto en el electrizante presente a lo largo de sus tres arrasadoras e intensas horas.
Hoy, con sus flamantes 70 años cumplidos y el nuevo disco de versiones Kisses on the bottom bajo el brazo, se baraja la reincursión de McCartney en suelo Argentino. Esta vez, aunque parezca mentira, en Córdoba. ¿Será posible?
El autor del artículo comete un fallo con la edad de McCartney.
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