El 17 de julio de 1974 fue, paradójicamente,
un día fundamental para la música y para los derechos civiles en los
Estados Unidos: las autoridades de inmigración le dieron un plazo
perentorio de
seis días a John Lennon para que abandonara el país por considerarlo “un peligro” para la Nación.
Claro que el ex Beatle no obedeció. Muy por el contrario denunció al Gobierno norteamericano ante una Corte Federal y, dos años más tarde, ganó la demanda, lo que dejó muy mal parado al presidente Richard Nixon, quien ordenó su investigación.
Además, comenzó una batalla de casi tres años para obtener la “Green card”, el permiso de residencia en ese país. A partir de ese día, John Lennon quedó señalado como el primer “prócer revolucionario” del rock.
La orden de deportación fue, por supuesto, por sus ideas políticas: Lennon era una de las voces más fuertes y decididas contra la guerra de Vietnam y el presidente Nixon, acosado por el escándalo de las escuchas ilegales que la historia conoció como “Watergate” quiso dar un golpe de efecto sancionando al músico y, a la vez, corriendo el foco de la prensa. El tiro le salió por la culata.
Junto a su esposa Yoko Ono, el cantante y guitarrista había encabezado una campaña firme contra la guerra que tuvo un gran impacto en la opinión pública norteamericana. “Dale una oportunidad a la paz”, su himno era entonado por cada uno de los innumerables manifestantes anti-Vietnam, la mayoría de ellos jóvenes.
Asimismo, eran conocidos sus vínculos con dirigentes revolucionarios norteamericanos.
Así, Lennon se convirtió en un “famoso” incómodo para el Gobierno, la CIA y el FBI que, según los archivos desclasificados hace poco, lo investigaron para justificar su deportación.
Por eso, hace 40 años, recibió la orden del Departamento de Justicia de abandonar el país en seis días, acusado de haber organizado una manifestación pacifista en Miami durante la Convención Republicana de 1972. Un absurdo.
No obstante, los abogados de Lennon presentaron denuncias y pruebas contra los militares John Mitchell, Richard Kleindienst y otros funcionarios del Gobierno por utilizar testigos falsos y supuestos documentos para su propósito. Una corte de Manhattan les dio la razón.
Power to the people. El documental “Estados Unidos contra John Lennon”, dirigido por David Leaf y John Scheinfeld, demuestra la relación íntima que tenía el artista con Bobby Seale, uno de los fundadores del movimiento revolucionario “Las Panteras Negras”.
Documentos desclasificados del FBI señalan también que el ex Beatle condenó varias veces la injerencia militar del Reino Unido en Irlanda del Norte y colaboró con el movimiento de independencia.
El diario británico “The Independent” abundo que Lennon donó parte de su fortuna al movimiento antibélico irlandés. Estos antecedentes lo convertían en una pieza apetecible para la CIA.
El músico venezolano Paul Gillman, que trató al ex Beatle en esa época, dijo en la prensa de su país que “el espíritu revolucionario de John Lennon explotó durante su carrera como solista, en1970”.
En 1971, dos periodistas le efectuaron una entrevista a para el periódico trotskista “The Red Mole” y Lennon expresó allí su concepción particular de la historia revolucionaria, así como del rol que debe asumir la clase trabajadora y la juventud para desafiar a la hegemonía capitalista. “Soy un resentido de clase”, se definió entonces.
Finalmente, pese a todos estos antecedentes, la Corte Suprema de los Estados Unidos revocó el 7 de octubre de 1975 la orden del Departamento de Inmigración y meses después obtuvo la ansiada Green card.
Al año Lennon se retiró temporalmente de la música para dedicarse a su familia y al nacimiento de su hijo Sean Lennon, en Estados Unidos, el país que ese año se retiró derrotado de Vietnam.
seis días a John Lennon para que abandonara el país por considerarlo “un peligro” para la Nación.
Claro que el ex Beatle no obedeció. Muy por el contrario denunció al Gobierno norteamericano ante una Corte Federal y, dos años más tarde, ganó la demanda, lo que dejó muy mal parado al presidente Richard Nixon, quien ordenó su investigación.
Además, comenzó una batalla de casi tres años para obtener la “Green card”, el permiso de residencia en ese país. A partir de ese día, John Lennon quedó señalado como el primer “prócer revolucionario” del rock.
La orden de deportación fue, por supuesto, por sus ideas políticas: Lennon era una de las voces más fuertes y decididas contra la guerra de Vietnam y el presidente Nixon, acosado por el escándalo de las escuchas ilegales que la historia conoció como “Watergate” quiso dar un golpe de efecto sancionando al músico y, a la vez, corriendo el foco de la prensa. El tiro le salió por la culata.
Junto a su esposa Yoko Ono, el cantante y guitarrista había encabezado una campaña firme contra la guerra que tuvo un gran impacto en la opinión pública norteamericana. “Dale una oportunidad a la paz”, su himno era entonado por cada uno de los innumerables manifestantes anti-Vietnam, la mayoría de ellos jóvenes.
Asimismo, eran conocidos sus vínculos con dirigentes revolucionarios norteamericanos.
Así, Lennon se convirtió en un “famoso” incómodo para el Gobierno, la CIA y el FBI que, según los archivos desclasificados hace poco, lo investigaron para justificar su deportación.
Por eso, hace 40 años, recibió la orden del Departamento de Justicia de abandonar el país en seis días, acusado de haber organizado una manifestación pacifista en Miami durante la Convención Republicana de 1972. Un absurdo.
No obstante, los abogados de Lennon presentaron denuncias y pruebas contra los militares John Mitchell, Richard Kleindienst y otros funcionarios del Gobierno por utilizar testigos falsos y supuestos documentos para su propósito. Una corte de Manhattan les dio la razón.
Power to the people. El documental “Estados Unidos contra John Lennon”, dirigido por David Leaf y John Scheinfeld, demuestra la relación íntima que tenía el artista con Bobby Seale, uno de los fundadores del movimiento revolucionario “Las Panteras Negras”.
Documentos desclasificados del FBI señalan también que el ex Beatle condenó varias veces la injerencia militar del Reino Unido en Irlanda del Norte y colaboró con el movimiento de independencia.
El diario británico “The Independent” abundo que Lennon donó parte de su fortuna al movimiento antibélico irlandés. Estos antecedentes lo convertían en una pieza apetecible para la CIA.
El músico venezolano Paul Gillman, que trató al ex Beatle en esa época, dijo en la prensa de su país que “el espíritu revolucionario de John Lennon explotó durante su carrera como solista, en1970”.
En 1971, dos periodistas le efectuaron una entrevista a para el periódico trotskista “The Red Mole” y Lennon expresó allí su concepción particular de la historia revolucionaria, así como del rol que debe asumir la clase trabajadora y la juventud para desafiar a la hegemonía capitalista. “Soy un resentido de clase”, se definió entonces.
Finalmente, pese a todos estos antecedentes, la Corte Suprema de los Estados Unidos revocó el 7 de octubre de 1975 la orden del Departamento de Inmigración y meses después obtuvo la ansiada Green card.
Al año Lennon se retiró temporalmente de la música para dedicarse a su familia y al nacimiento de su hijo Sean Lennon, en Estados Unidos, el país que ese año se retiró derrotado de Vietnam.
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