martes, 3 de abril de 2012

McCartney, la visita del beatle incansable a Colombia.

Fuente: semana.com

Una de las teorías conspirativas más famosas del siglo XX asegura que Paul McCartney está muerto. Algunos fanáticos de los Beatles creen que el músico falleció en un misterioso accidente de tránsito en 1966 y sus compañeros de banda lo reemplazaron por alguien que se le parecía y cantaba como él. El rumor tuvo tanto impacto en la época que la revista Life le dedicó una portada al artista para probar que estaba vivo y años después él mismo publicó
el álbum Paul is Live para burlarse de semejante absurdo. A pesar de todo, hay quienes siguen buscando pistas del supuesto choque en los discos del cuarteto de Liverpool e incluso todavía al poner su nombre en el buscador de Google el primer resultado que arroja es "Paul McCartney is dead".

Lo paradójico es que él sobrevivió a John Lennon y George Harrison y hoy fascina a melómanos de varias generaciones. Cada vez que anuncia una nueva gira, el mundo de la música se paraliza. Nada más en Colombia, donde se presentará por primera vez el 19 de abril, agotó la boletería en un día y en Uruguay, donde inaugurará el tour On the Run por Suramérica, las entradas se esfumaron en una hora. No en vano es el compositor con mayor éxito comercial en la historia y ocupa el puesto 20 de la tradicional lista de las 100 celebridades más influyentes del planeta según la revista Forbes. Porque Macca, como lo llaman, además de tener un talento innato para escribir canciones y tocar cualquier instrumento, es un genio para los negocios.

Aparte de las regalías que comparte con Ringo Starr y los herederos de Lennon y Harrison, ha hecho su fortuna, estimada en 800 millones de dólares, a punta de proyectos independientes.Después de que los Fab Four se separaron en 1970, creó MPL Communications (McCartney Productions Limited), una de las editoriales de música más importantes de la industria, que maneja sus producciones y los derechos de autor de leyendas como Buddy Holly, Jelly Roll Morton y Bessie Smith. Y ya que el escenario es donde se siente más cómodo, no pasa mucho tiempo para que programe un nuevo concierto, pues por cada show se calcula que cobra alrededor de 3 millones de dólares.

Si bien Yesterday, escrita por él en 1965, es la canción con más versiones en la historia y la que más veces ha sido transmitida por radio, el bajista, que nunca estudió en un conservatorio, no se ha limitado a componer baladas ("silly love songs", como él dice). El año pasado, por ejemplo, aceptó escribir una pieza para el Ballet de la Ciudad de Nueva York, a pesar de que era la primera vez que incursionaba en ese género. En su discografía también aparecen trabajos de música culta, incluidos dos oratorios, algunos álbumes de electrónica y bandas sonoras. Su nombre es un gancho tan poderoso para las ventas que no solo se ha dado el lujo de exponer sus pinturas -otra de sus grandes pasiones- en prestigiosas galerías, sino de publicar un recetario y un libro de poemas.

Hoy su fama supera cualquier cifra: hace parte del exclusivo club de celebridades que ostentan el título de Caballero concedido por la reina Isabel II y es habitual que presidentes de todas las naciones le rindan honores en sus residencias. Con ese historial interminable de récords y distinciones, McCartney parece haber logrado todo a lo que podía aspirar en la vida. "En los sesenta, cuando éramos niños, soñábamos con conseguir una guitarra, un carro y una casa -dijo hace poco al diario británico The Daily Telegraph-. Entonces conseguimos la guitarra que nos permitió convertirnos en los Beatles. Luego, el carro. Y finalmente, la casa. Ese era el tamaño de nuestras ambiciones. No pretendíamos conquistar el mundo".

Incluso ahora, que tiene todos los medios a su alcance, prefiere llevar una vida alejada de la ostentación y los excesos. De sus propiedades, repartidas entre Londres y Nueva York, Sir Paul siempre escoge su tranquila finca de Sussex, al sur de Inglaterra, donde tiene un estudio de grabación. Tras la muerte de Linda Eastman, su primera esposa, y del tortuoso divorcio de la modelo Heather Mills, a finales del año pasado se casó por tercera vez con la empresaria neoyorquina Nancy Shevell. Si quisiera, podría "pasear los domingos en la mañana" con su nuevo amor, tal como se lo imaginaba en su famoso tema When I'm 64, y "sentarse a cobrar cheques", como sugiere Forbes. Pero el artista, por lo pronto, no tiene intenciones de retirarse.

Acaba de lanzar su decimoquinto álbum en solitario, Kisses on the Bottom, y desde ya se está preparando para participar en la apertura de los Juegos Olímpicos de Londres. Por esa época seguramente protagonizará los titulares de periódicos y revistas de todo el mundo por su cumpleaños número 70, un acontecimiento que volverá a suscitar el eterno debate de hasta cuándo el artista vivo más importante de la música popular seguirá activo. "Algunos cantantes, como Frank Sinatra y Elton John, hicieron giras de despedida, que además son una buena excusa para vender boletas. Y al año siguiente dijeron: 'Esa no era la última. Esta sí es'. Por eso, cuando la gente me pregunta si este es mi último tour, simplemente digo: 'Lo dudo, pero de pronto'", explicó a The New York Times.

Porque, aunque él mismo reconoce que a su edad debería estar cansado y jubilado, todavía disfruta lo que hace. "Además, ¿a qué me dedicaría? Una buena respuesta sería 'ten más vacaciones', que es una opción que siempre tienes en la baraja, pero no creo que yo pueda hacer eso -declaró en febrero a la revista Rolling Stone-. Me gusta tanto lo que hago que la verdad es que no quiero parar. Siempre estoy mirando de reojo cómo me siento y, cuando estoy en la tarima, me siento francamente bien, como me he sentido siempre". Contra todos los pronósticos, el Beatle al que alguna vez dieron por muerto hoy sigue transmitiendo sobre el escenario, en recitales de dos horas y media de duración, la misma energía que lo lanzó al estrellato en los clubes nocturnos de Hamburgo hace más de medio siglo.

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